Hola, marineros.
Los que me seguís en redes sociales (cada vez que escribo esta fase me da la sensación de ser una youtuber super influencer, jaja) sabéis que hace un par de fines de semana fui una de las 30.000 personas afortunadas que asistieron al Festival de la luz, en Boimorto. Era el segundo año que asistía, no consecutivo, y me encantó. No tenía claro si haceros o no una crítica de esta cita musical porque el anterior post que redacte de este estilo, el de O Son do Camiño, no triunfó mucho, pero me gusta tanto este festival que tenía ganas de contaros todas las cosas buenas que tiene. Así que allá vamos con los pros y contras del festival más enxebre de Galicia.
Apto para todas las edades
Creo que una de las cualidades que más encaja con este festival es su carácter familiar. Eso significa que es un lugar ideal para llevar a los peques de la casa o a los mayores, como en mi caso, que me fui con mis padres. Ellos aún son jóvenes, pero si tenéis en casa algún abuelo que nunca haya visitado un festival, esta es vuestra oportunidad, el ambiente es agradable y no hay borrachos tirados en una esquina vomitando. De hecho, veréis que no están solos, hay personas mayores sentadas en sus propias sillas o en los asientos de paja, como en las fiestas tradicionales.
Para los niños, tenéis decenas de actividades organizadas por los patrocinadores como Gadis o la Xunta de Galicia: teatro, talleres, hinchables… De hecho, se han convertido en los grandes protagonistas de este evento. ¡Lo pasan pipa!
El más enxebre
Y la cualidad que más me gusta y por la que el Festival de la luz destacó desde la primera edición, es su carácter enxebre. Supongo que habrá sido por una cuestión de marketing, pero los organizadores acertaron plenamente al querer hacer de este festival de música, una fietsa de aldea, con decoración campestre, a la que muchos se sumaron luego: asientos de paja, cierres de maíz, que además es el símbolo del festival, y casetas y demás construcciones en madera para respetar el entorno. Todo un acierto que a los foráneos encantó y creo que encandiló a los vecinos de Boimorto, precisamente por ese respeto hacia ellos y al pueblo.
Pero además, este carácter enxebre y propio de nuestra tierra no es solo fachada, lo han aplicado a la estética, sí, pero también lo han incorporado al fondo, con productos gallegos del campo, y artesanía de diferentes lugares de nuestra comunidad.
Buena organización
Yo diría que incluso inmejorable. Este festival ha decidido no crecer más y eso se nota, por un lado, en que las entradas se agotan en seguida (normal con los precios tan baratos que tienen y se donan a una buena causa) y por otro, en lo bien organizado que está. Saben que si aumentan el aforo se les hará más difícil de controlar y gestionar y por eso no lo han hecho. De ahí que, por ejemplo, no haya largas colas en los baños (hay decenas en diversos puntos y no suele haber muchas esperas) o que la cuestión del aparcamiento sea ágil y sencilla, a pesar de que a esta aldea todo el mundo tiene que llegar en su coche particular. ¿Os acordáis de todos aquellos fallos en el acceso que achacaba a O Son do Camiño? Pues todo lo contrario, pero estoy convencida de que eso es precisamente por el límite de asistentes. Un diez para los organizadores.
Regalos y más regalos
Un extra son los regalos. Hay tantos patrocinadores que irás cargadito de regalos, algunos muy molones. La Xunta con sus 35 experiencias de calidad, Gadis repartiendo sorpresas y sobre todo fruta, mucha fruta, Xuventude e Igualdad gorros y merchandising contra las agresiones…
Y si no te llegan siempre puedes ir a la tienda oficial del evento y comprar desde chapas hasta katiuskas del festival. Pasando por sudaderas y camisetas muy chulas.
Cartel pobre
Buscar cosas malas del festival me ha costado un poco más, pero hay que ser sincero y el cartel de este año era un poco pobre. Además, los cabezas de cartel importantes tocaban viernes (Celtas Cortos) y domingo (Mikel Erentxun) y creo que el sábado se quedó un poco pobre. De hecho, mi teoría es que por eso incorporó la actuación de Luz Casal. Inicialmente no estaba previsto en el cartel y más tarde se anunció su concierto, intuyo que por llenar la noche del sábado. Para mí fue fantástico, pues me encanta esta artista y aunque la había visto unos días antes en Betanzos y el concierto era el mismo, la interpretación no tuvo nada que ver. Se nota que Luz estaba en su casa, cómoda, y se entregó al máximo. Fue un momento muy especial escuchar a toda la aldea cantar Negra sombra, de noche, en un prado en medio de la nada.
No devuelven el dinero
Es lo que suele pasar en los festivales. Aunque se dé alguno que te devuelven el dinero que te sobra, lo normal es que esto no pase. Así que calcula bien el dinero que cambias por su moneda porque si no, lo perderás. Lo mejor es ir poco a poco porque tampoco hay grandes esperas para cambiar más si lo necesitas. Además, ningún negocio admite euros, ni si quiera los puestos de artesanía.
Sin café
Y por buscar otro mini defecto. ¡No había café! Algunos os reiréis por esta crítica pero os aseguro que no era la única que andaba en su búsqueda por el festival y ni rastro. Es que después de un buen churrasco o hamburguesa (o lo que pida cada uno) no me digáis que no entra bien un cafelito. Pues no hay. Me comentaron desde la organización que quien sí lo vendía era la cafetería del camping para los que se quedan a dormir en él, pero para comprarlo hay que salir del recinto y volver a entrar. Por cierto, no os puedo hacer crítica del área de acampada porque no me quedé pero tenía buena pinta y además dividen entre una zona joven y otra familiar.
Para terminar, unos consejitos por si os animáis a ir el próximo año. Os recomiendo que os echéis crema de protección y llevéis un gorro porque el sol, si hace bueno, aprieta. Aunque es cierto que podéis comprar allí un sombrero del festival, corréis el riesgo de quedaros sin él como le sucedió a mi familia el año pasado.
Lo mismo sucede a la inversa, aunque la predicción del tiempo sea buena, por la noche refresca, y mucho, así que llevaos ropa para cambiaros, un pantalón largo, zapatos cerrados y una buena chaqueta (o dos) para aguantar la noche. Incluso mantas diría yo.
En resumen, que hay que ir preparados pero que es un plan más que recomendable. ¡Ah y la carretera desde A Coruña está en buen estado, solo un poco oscura por la noche! Así que no tengáis miedo a ir y volver con el coche.
De los que estáis al otro lado, ¿cuántos habéis ido a alguna edición del festival? ¿Os ha gustado o decepcionado? ¿Qué es lo que más os ha llamado la atención? ¿Repetiréis? ¡Contádmelo, por favor!
Yo fui por primera vez este año 2023 y pude enterarme de que las condiciones laborales de parte del personal no son adecuadas. Esto me dejó un poco preocupado.
ResponderEliminar