La Fábrica de Tabacos vuelve a la vida


¡Hola marineros!

Estoy emocionada con el post de esta semana. Confieso que nunca creí que la visita a la antigua Fábrica de Tabacos fuera a dar para tanto y que me lo pasase tan bien. Cierto que se debió a la buena compañía, pero la realidad es que la rehabilitación del edificio ha tenido un resultado fantástico. ¿Queréis comprobarlo? Pues que empiece la visita.


Fuimos el segundo grupo de ese sábado en entrar y creo que tuvimos mucha suerte porque así nos tocó Iria como guía, una encantadora mujer que fue quien de explicar la historia de este emblemático edificio, aclararnos que lo que íbamos a ver ya no era una fábrica sino unas instalaciones administrativas (por si nos defraudaba) y lidiar con los expertos del grupo: nada menos que extrabajadores (en casi todos los grupos había) e incluso una mujer que hizo su tesis sobre el recinto. 

Iria ya empezó bien cuando uno de sus primeros comentarios, aún recién llegados al edificio fue comparar las más de 4.000 cigarreras con las que llegó a contar la Fábrica de Tabacos con los 5.000 trabajadores que hoy en día tiene Citroën en Vigo. Estaba claro que la chica sabía en qué plaza toreaba.

El inicio, como es lógico, consistió en explicaciones básicas acerca de este edificio de 1804. Recordó que el mar y el puerto llegaban hasta la Palloza y, de hecho, los promotores de la obra quisieron aludir a estos inicios con una imagen impresa sobre las nuevas puertas de entrada en las que se pueden ver las barcas varadas a su alrededor. 


Descubrimos que en los años 30 la construcción sufrió un incendio pero que prácticamente no hay datos al respecto. Las instalaciones miden 15.000 metros cuadrados, los que ha rehabilitado la Xunta de Galicia para acoger la Audiencia Provincial, la Fiscalía y el Juzgado de menores, además de un espacio reservado para el Ayuntamiento, propietario original del edificio, que dispondrá de unas instalación en la parte de atrás de Tabacos.

Y dado que este edificio forma parte de la identidad de A Coruña, era obligado conservar todo lo que se pudiera, siempre que permitiese el normal funcionamiento de los nuevos servicios que acogerá. Así, el mejor lugar para reconocer la antigua fábrica son las escaleras. Se conservó el color amarillo de la pared, los pasamanos auténticos y sobre todo los azulejos, ya que el 80% son originales. El resto son réplicas muy parecidas encargadas en Castellón. Una curiosidad, los hombres utilizaban el lado izquierdo y las mujeres el derecho, un dato llamativo dado que la inmensa mayoría de la plantilla eran mujeres. 


Otro elemento llamativo son las vigas, un recuerdo que alude al carácter industrial del edificio porque son originales de una reforma que se realizó a principios del siglo XX. “Cuando se decidió dar una planta más al edificio y se tuvieron que instalar nuevos pilares”, aclaró Iria, eso sí, en esta última rehabilitación se rellenaron con hormigón para cumplir con la normativa actual. 

No queda, en cambio, maquinaria de la fábrica, porque la última empresa la reutilizó en otras delegaciones. Y sorprendentemente lo que nadie se llevó para placer de los vecinos es el reloj. Ese reloj que suena cada 15 minutos y que en su día era crucial para los trabajadores de la fábrica no tenían uno propio de muñeca y les permitía controlar sus jornadas de trabajo. Ahora, este reloj vuelve a sonar, salvo en el interior de las instalaciones ya que se ha insonorizado para evitar las molestias. Aviso: todavía se está ajustando y en labores de mantenimiento, lo digo porque ya ha habido las primeras quejas de los vecinos acerca de que lleva un retraso de dos minutos. 


Sigamos con la historia de la construcción. ¿Sabíais que antes de Fábrica de Tabacos el edificio fue sede del correo marítimo? Pues sí, y por ello se han realizado excavaciones en las que se han destapado las gradas de los astilleros, que han quedado al descubierto bajo vidrieras para ser observadas por el público. Por aquel entonces, unna vez al mes salía un barco cargado de cartas para La Habana, además de otras ciudades latinoamericanas.

Llegó el transporte de pasajeros, con él el comercio, el dinero y la industrialización. Es entonces cuando se decide construir una Real Fábrica de Tabacos en A Coruña. Se abriría en 1804 y tras varios cambios de titularidad, muchos recordaréis que su último dueño fue Altadis, que cerró esta delegación en 2002.

Hasta 2014 no comenzaron las obras de rehabilitación de las que hablamos ahora, por ello, el edificio entró en un estado ruinoso y ha habido elementos irrecuperables como ciertas ventanas. Es fácil que distingáis las de piedra original, de las que no, con recebo y pintura gris.



Emilia Pardo Bazán, la cronista de las cigarreras


Si vosotros no habéis tenido oportunidad de ver el interior de la nueva Fábrica de Tabacos reconvertida en sede judicial, la Fundación Emilia Pardo Bazán está organizando una exposición en una de las principales salas. 

Dicen que la escritora coruñesa acudió cada día durante tres meses a esta fábrica para conocer de primera mano cómo vivían y trabajaban las cigarreras y, aunque al principio las trabajadoras no estaban muy abiertas a hablar con ella, se ganó su confianza al llevar a sus hijos consigo. Así descubrió, por ejemplo, que existía el paraíso, las plantas superiores iluminadas y en donde se liaban los cigarros y el infierno, en los sótanos oscuros en donde se picaba el tabaco. Antes de la automatización del trabajo la picadura se hacía a mano, muchas sufrían cortes e incluso llegaban a morir debido a las heridas. Hoy en día se mantendrá esta metáfora, ya que los sótanos se han reservado para los calabozos.

Antes de terminar, un par de curiosidades. Todos sabemos las paupérrimas condiciones de trabajo de las cigarreras y la importante lucha que desarrollaron durante años por mejorar sus condiciones laborales: consiguieron vacaciones, jornada laboral de ocho horas… Pero ¿sabéis que en la fábrica existía una sala de lactancia? Hasta allí llevaban a los bebés a los que sus madres alimentaban para luego seguir trabajando. 

Y dos, ¿conocéis el misterio de la caja roja? Aunque no está incluida en la vista, aquí os dejo una foto en exclusiva. Se trata de la caja fuerte de la fábrica en donde se pagaban las nóminas. Durante la rehabilitación vinieron expertos para intentar abrirla y averiguar qué hay dentro, pero a pesar de que se logró descifrar la contraseña, falta la llave. Se intentó contactar con la persona que podría tenerla pero resultó imposible por lo que se quedará como un misterio más del edificio.

¿Cuántos de vosotros acudisteis a las visitas organizadas por la Xunta? ¿Os resultaron interesantes? ¿Creéis que la obra ha sido un acierto? ¿Qué otros edificios habría que renovar en la ciudad? Contadme vuestras opiniones aquí debajo y si os ha gustado, compartidlo. 

¡Gracias por leerme!

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