Gloria Bendita: un restaurante para caer en la tentación del dulce


Hoy os traigo una recomendación hostelera fresquita. Este fin de semana me invitaron a una comida en el restaurante Gloria Bendita, que no conocía y me encantó. Y ya sabéis que cuando algo me gusta no tardo nada en haceros llegar mi crítica. Así que aquí está. Este restaurante está en la zona de Riazor, en concreto en el número 2 de la calle que lleva ese nombre, cerca de Rubine. Se trata de un restaurante de gama alta pero con unos precios nada desorbitados. Y, aunque no fue el caso, intuyo que ideal para cenas de grupos ya que en su web cuenta con menús específicos para la ocasión.


Lo primero que aprecias en cuanto pasas por la puerta es su estilo. En la entrada, desenfadado y moderno, y ya en el comedor, más acogedor y elaborado. De hecho, fiel a su nombre, imita a un convento o un monasterio. Una gran fotografía de un claustro preside una de las paredes principales dando sensación de profundidad y una pequeña fuente protagoniza un rincón. Fotos con manos rezando el rosario, velones en las paredes y pequeñas celosías completan la decoración que según tus gustos, o a la estética minimalista que impera hoy en día en algunos restaurantes, puede parecer recargada, aunque creo que en este caso pretende ser un juego para el comensal. 


Menú variado y sabroso


Pero como siempre os digo, vayamos a lo importante, la comida. Pues bien, en este sentido el restaurante merece más que un aprobado. La carta me gustó porque es variada, hay un poco de pescado y de carne, pero también arroces, y algún que otro plato con regusto oriental como el tataki de atún. Este fue uno de los platos por el que nos decantamos y aunque estaba sabroso, yo lo hubiese tomado más crudo. 


El que realmente me enamoró y admito que nunca hubiera pedido fue la anguila ahumada. Se trataba de un trocito de anguila sobre una cama de verduritas, a su vez colocadas sobre una pequeña tosta. Y lo delicioso del bocado se debía precisamente a ese sabor a humo que transmitía. Sin lugar a dudas uno de los platos obligados a probar si os decidís a visitar el lugar. Encantó a todos los comensales de mi mesa y además es ideal para compartir ya que viene en pedazos individuales, así que podéis apostar por él como entrante. 

Pero parece que una de las recetas estrella de la casa son los mejillones. Si os gustan estos bivalvos tenéis que probar los que preparan a la cocina belga por lo original de la salsa, de la cual podéis elegir su picor del 1 al 5. Nosotros apostamos por un 3 y si no estáis acostumbrados al picante, será más que suficiente. El plato, siguiendo el estilo "Moules et frites", se sirve acompañado por un cucurucho de patatas fritas, elaboradas de un modo especial, pero a mí, confieso que no me acababan de encajar con un ingrediente como los mejillones.  

¿Entonces que pedís? Pues tranquilos que hay donde elegir, si sois carnívoros no lo dudéis, hay ternera, buey y vaca vieja servidas de diferentes formas. Todos los entrecots se presentan ya cortados, preparados vuelta y vuelta y junto a una piedra caliente para que doréis la carne lo que creáis conveniente. 

Y si os gustan los arroces hay también varios entre los que elegir. En mi mesa, el seleccionado fue el arroz con bogavante y nécoras. Se pidió para dos personas y la cantidad fue más que suficiente. Claro que todavía quedó espacio para el postre. 



Postres originales


Y este es otro de los puntos fuertes de este restaurante. Si sois muy golosos, entonces dejad sitio durante la comida para llegar al postre porque tiene algunos más que curiosos. Sorprende por su aspecto, por ejemplo, el trampantojo de huevo a la soda que, como su nombre indica, engaña a nuestros ojos mostrándonos unos huevos todavía en su cáscara cuando no es más que chocolate relleno de una especie de mousse muy dulce.


El postre más llamativo y sabroso y, según los camareros el que está arrasando desde que lo incluyeron en la carta hace solo unos días, es la utopía de chocolate. Se trata de una cúpula de chocolate blanco (las veréis ya preparadas en un carrito al entrar en el comedor) que se derrite al verter sobre ella chocolate caliente. Así descubre su interior de brownie de chocolate, frutos rojos, y helado. Más que sabroso. Lo ofrecen para una persona, dos o tres, pero cuidado con el tamaño que elegís porque como comprenderéis, con ese relleno, no es precisamente ligerito. Con uno individual para dos es más que suficiente. 

Respecto a los precios, ya os he dicho, que era un restaurante de gama alta, pero en función de las raciones e ingredientes no es excesivamente caro. En nuestro caso, el plato de mayor precio fue el arroz a 28 euros persona, pero os aseguro que no quedó escaso de marisco. En cualquier caso, si os interesa, podéis consultar los precios en su web, aquí

Espero que os decidáis a probar este lugar en alguna ocasión especial y luego, contadme vuestra opinión. Y mientras preparo nuevos posts, os recuerdo que la semana que viene comienza la nueva temporada de Coruña Bloggers, será el próximo miércoles a las 19.30. Espero veros a muchos en el Bergin Afterwork. ¡Hasta la semana que viene!

Comentarios

  1. Pena no haber dado antes con este post, pues estuvo aquí una sobrina de Mallorca y podría haberla llevado a ese restaurante en lugar de otros sitios ya más conocidos, sobre todo porque a ella le gustan las novedades, y no digamos a mí, que soy una "larpeira" por excelencia ¡Que postres los que nos mencionas!... Pasaré por ahí en cuanto tenga una oportunidad. Saludos.

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