Este ha sido un fin de semana lleno de eventos en A Coruña. No sé si es que se acaba el verano y todos queremos alargarlo lo máximo posible o es que los hosteleros tienen miedo a que se les termine el “agosto” propio de estas fechas, pero han sido varias las asociaciones de comerciantes que ofrecieron eventos y sacaron sus productos a la calle para que, acompañados de comida y música, sus vecinos y clientes lo pasaran en grande. Es el caso de la Feira de Cervexa Artesá en la Ciudad Vieja o de A Falperra, una calle de la zona de Os Mallos en la que desde hace cinco años por estas fechas se celebra el Día do Comercio na Rúa. Así que hasta allí fui para contároslo.
En este día, como su nombre indica, las tiendas y otro tipo de comercios del entorno de A Falperra, principalmente entre la avenida de Arteixo y la ronda de Nelle, salen a la calle Industrial (paralela al parque de Santa Margarita) para vender y sobre todo mostrar sus productos con el objetivo, no solo de darse a conocer entre los residentes en el barrio, sino que coruñeses de otras zonas de la ciudad se desplacen hasta él. Y parece que lo consiguen en cada edición.
Entre los atractivos, además, de los puestecillos propios de cada establecimiento está la oferta de ocio, y aquí, como no puede ser de otro modo, en los primeros en los que han pensando es en los más pequeños de la casa. Saben que si ellos quieren ir (o quedarse) el resto de la familia claudicará. Así que además de hinchables, había una especie de karts a pedales con la que los chavales lo pasaron pipa.
Una vez convencidos los niños, hay dos cosas que no pueden faltar en esta clase de eventos, la comida y la música. Y tampoco aquí falló. En lo que a gastronomía se refiere, además de algún puesto de comida, como la pastelería de Vale de Pla y Cancela, se instalaron barras de bar en la calle como la del Gurugú que ofrecía tapas de empanada, tortilla, jamón asado y callos a buen precio.
La música comenzó el viernes con un concierto de Gabriel Guerramayor, pero como mi visita fue al día siguiente no os puedo hacer la crítica musical. El sábado fue la jornada grande que comenzaba con sesión vermú y en la que además de abrir los stands había previstos juegos tradicionales para pequeños y adultos, claro que no sé lo que dudarían ya que, tras mi marcha, me contaron que un tremendo chubasco obligó anular el evento y cerrar los puestos hasta el día siguiente. Una pena. El sol, en cambio, sí acompañó el tiempo suficiente para que se pudiese ofrecer una demostración de eso que llaman gimnasia urbana a cargo del grupo Coruña Street Workout
Entre la veintena de puestos que allí se concentraron a mí me conquistó A Fabrica do Trece, una galería de arte, pero también academia que ofrece clases de pintura, fotografía y dibujo. Vendían las obras de Edgar Ortiz y no estaban mal de precio.
No os creáis que la oferta del mercadillo era muy típica. Además de los clásicos puestos de artesanía como Toca Madera, que hacía libretas y otros artículos en madera, o la floristería Daphne, con unos preciosos ejemplares de plantas, entre los comercios había ofertas menos habituales como La niña del arcoiris, que pintaba tatuajes con rotuladores de colores, o un centro de acupuntura que ofrecía masajes en plena calle. Mención aparte merece el centro ocupacional Pascual Veiga, una entidad que se dedica a la formación y desarrollo de personas con discapacidad intelectual. Aprovechó este evento organizado por las tiendas de A Falperra para vender las obras que estos artistas crearon en talleres de encuadernación, estampación, dibujo...
A mi entender este tipo de eventos son un auténtico éxito. Cuando se habla de promocionar el pequeño comercio y apoyarlo creo que la mejor fórmula procede de los propios comerciantes. Yo misma, que admito no apostar mucho por el pequeño comercio a pesar de todas las bondades que tienen para el entorno, me quedé enamorada de un par de negocios de los que no conocía su existencia, así que, ¿qué mejor promoción?
Por eso, felicitar desde aquí a la asociación de comerciantes de A Falperra por una iniciativa que empezaba hace cinco años sin mucha perspectiva de futuro pero que su constancia ha permitido que perviva en el tiempo. Gracias por organizar este tipo de actos, que dan vida a las calles, muchas de ellas que a diario serían simples zonas de paso, y que permiten que volvamos a sentir esa sensación de barrio, de conocernos unos a otros y hablar con el vecino. ¡Me encanta!
Y hasta aquí el post de hoy. Sé que no es un gran alegato, pero simplemente me apetecía daros a conocer esta iniciativa y con ella negocios originales que están luchando por salir adelante o mantenerse. ¿Conocíais alguno de ellos? ¿Hay alguna tienda en vuestro barrio que queráis recomendar? Escribidme y tomaré nota. Un saludo y hasta la próxima semana.
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